El canto de las ranas
La innovadora unión de dos disciplinas, la bioacústica y la biogeografía, junto a empleo de nuevas tecnologías emergentes, ya está ayudando a los científicos a predecir las variaciones climáticas a partir del canto de diversos animales, entre ellos las ranas.
Desde las imperceptibles ONDAS enviadas por los murciélagos, pasando por la noches de la berrea en que los ciervos rojos inundan el ambiente con sus guturales cantos, hasta el sonido de grillos y chicharras en cálidas jornadas. En la naturaleza existen multitud de llamadas acústicas, cantos o reclamos que tienen como fin el cumplimiento de diversas funciones como la comunicación, la defensa territorial, el reclamo sexual o la solicitud de alimento, entre muchas otras.
Pero de entre todo el paisaje sonoro, hay uno que especialmente ha llamado la atención de un equipo de investigadores del Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España: el canto de algunas especies de anfibios. Se ha centrado en el canto de ranas y sapos para tratar de comprender qué relación podría existir entre las señales acústicas emitidas por estos animales y las condiciones de su medio ambiente, algo que en primer lugar podría proporcionar una valiosa información de cómo éstas especies se están adaptando al cambio climático, y en última instancia, a tener una mejor comprensión de la variación del clima que vivimos en la actualidad.
Sensibilidad climática
"Los seres vivos son extremadamente sensibles a las condiciones climáticas. La mayoría de organismos requieren determinados niveles de precipitación, humedad o temperatura para reproducirse y sobrevivir", "Por ello, los animales a menudo restringen su actividad a periodos y lugares que les resultan favorables". Al verse alteradas las condiciones ecológicas, encontramos, que modifican el comportamiento de todo tipo de fauna, una respuesta adaptativa en la que más allá de la alimentación, migración o reproducción, puede verse modificado el modo en que se comunican, alterando así el paisaje sonoro de la naturaleza.
Para estudiar este fenómeno, se han centrado en el estudio de los anuros, un grupo de anfibios entre los que se incluyen ranas y sapos, que en la actualidad cargan con ser los vertebrados más amenazados a nivel mundial. Para ello se valieron de diversas e innovadoras técnicas de grabación de audio, una nueva metodología de estudio denominada seguimiento acústico pasivo, para examinar las temperaturas anuales a las que se producían los reclamos de cinco especies de anuros de zonas templadas, cómo variaban en su distribución en el territorio y estacionalmente, y cuáles eran los mecanismos que permiten a los ectotermos adaptarse a los entornos térmicos cambiantes.
Fueron capaces...
Fueron capaces de detectar las especies presentes en cada ecosistema, sus periodos de reproducción o en qué condiciones ambientales están activas. Con este método se consiguió predecir dónde y cuándo existirán condiciones climáticas adecuadas para el canto de cada especie en las próximas décadas. Es decir, dónde y cuándo podrían reproducirse o llevar a cabo otras actividades esenciales de su ciclo de vida e igualmente si las condiciones climáticas mejorarán o empeorarán en cada lugar y periodo para llevar a cabo estos comportamientos.